Sí, ya sé que antes molaba. Tu también, no creas. Hacías que fuera distinto a todo lo que era, como esto, que está escrito el título antes que el texto. Un amigo siempre dice que el título es lo último que se escribe y también me dice que debería mandarte a la mierda. Nunca he sido de hacerles mucho caso a mis amigos.
Puede que ahora sea de otra forma, no lo niego. Pero no tengo la culpa. No me gusta tirar piedras y que sean mis cristales los que se rompan, ni me gusta intentar abrazar a alguien que sale corriendo cuando me ve... Siempre he tenido ganas de susurrarte al oído todo lo que me pasa cuando te veo, pero no me atrevo. Sí, ya ves, puedo estar haciéndote reír durante horas y cuando se trata de mandar escalofríos me vuelvo inútil.
Las cosas son un poco diferentes. Ya no sé cuando te has cortado el pelo, ni puedo mirarte de reojo sin que te des cuenta. Ahora no quiero perseguirte para poder abrazarte de verdad. Bueno, sí que quiero, pero no lo puedo admitir delante de ti. Ahora solo quiero que pienses que no me importas, aunque sí que me importas.
La chica de los gatos.
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