martes, 26 de marzo de 2013

Ochenta y cuatro.


Los besos no se pactan. Nadie planea un beso, no te llaman y te dicen "quedamos dentro de dos horas donde siempre para darnos tres besos". NO. Los besos surgen, se pierden, se roban y, con suerte, se disfrutan. No deberían banalizarse. No puedes vender tus labios al mejor postor, ni puedes esconder tu lengua todos los días.
La gente no besa y no sabe besar. Dan besos sin saliva y ponen los dientes en medio. Besan a cualquiera y se abaratan a si mismos. Prefieren perder la dignidad a perder el orgullo, y besan lo que sea para que no piensen nada malo de ellos. Es una derrota que no te besen.
Para mi, la victoria es que me quieran besar, aunque no lo hagan, aunque no deban hacerlo. No me jugaría tus labios a la carta más alta, lo siento mucho. Prefiero saber que cuando me beses lo harás con los ojos cerrados y la boca abierta.
Siempre odié que me besaran con los ojos abiertos y yo ahora me he convertido en algo así. Uso la lengua, sí, pero eso es algo fácil. Lo difícil es besar de verdad, lo difícil es besar y que se acabe el mundo. Ya nadie besa como antes y la verdad es que yo tampoco.

La chica de los gatos.

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