jueves, 21 de marzo de 2013

Sesenta y cuatro.


No soy la chica que buscabas. Por la mañana mi aliento no huele a fresa, duermo con los calcetines puestos y hay días en los que llego a roncar. El mejor desayuno que te puedo hacer es un Nesquick con magdalenas. No sé cocinar mucho y tampoco quiero aprender. No doy masajes, pero puedo hacerte cosquillas por la espalda, soy capaz de tirarme horas haciéndote cosquillas por la espalda.
Tengo cosas buenas, sí, pero también tengo cosas muy malas. No siempre me peino y no siempre me voy a poner mi mejor ropa interior para quedar contigo. No voy a sacrificar a mi gente por ti, pero en cambio no te haré sacrificar a tu gente por mí. No sé escribir muy bien, tengo mis fallos. No escucho la mejor música del mundo, y lo sé, y no me importa. Intento hacer las cosas que me da la gana, y no voy a hacer nada por intentar parecer más interesante... No estoy dispuesta a humillarme por cometer tus fantasías sexuales, o quizás sí, pero solo si me sabes convencer. No te prometo que te vaya a hacer reír todos los días, pero sí que te prometo que voy a intentar no hacerte llorar y si no lo consigo, te prometo que estaré ahí para consolarte y si no te consuelo, lo siento, soy así. Puede que cambie cosas por ti, pero no te aseguro nada.
Sólo te aseguro que quiero que estemos ahí. No todo va a ser fácil, ni bonito, pero va a ser. Vamos a ser. No me buscabas y yo a ti tampoco, y las mejores cosas solo se encuentran cuando no se buscan. Nunca seré la mejor del mundo y tú nunca serás el mejor del mundo. Seremos nosotros, que es mucho más.

La chica de los gatos.

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