martes, 10 de diciembre de 2013

Trescientos cuarenta.


Tú me vendrás con historias siderales, con esa extraña sensación del que no entiende la mitad de sus verdades y sufre males de cabeza y corazón.
Me vendrás con preguntas racionales, con la certera convicción de que esta vida no ha querido tus finales, que prefirió cambiar de protagonista y de guión.
Te hablaré y no de las mentiras, no de los desiertos, no de los malos momentos que ya no están para ser nuestros. 
No de amargos tragos, ni tristes canciones y no de malas intenciones que llenan malos corazones.
¿Sabes? El sol no está ahí para cegarnos, ni las tormentas para no poder volar, ni tu futuro es como tú lo estás pintando.
¿Es que no ves que en esta vida hay que soñar?
Y me vendrás con respuestas que no valen más que para perder el tiempo y la ilusión y que hacen que todo cueste más de lo que vale.
Así que ven que el precio te lo digo yo.
Te hablaré y no de malos que complican, que mienten, que no te explican, que no te entienden y que nunca tienen nada que contarte, ni una sonrisa, ni un final con te quiero, ni un te esperaré siempre, ni un seré sincero, ni una sola palabra que no lleve mentira o que te llene la vida así que...
Ven que te hablaré...

La chica de los gatos.

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