Pagamos y nos vamos. Llegamos a mi casa, que recorremos a tientas, entre besos. Sabes que necesito amor, cada gesto mío lo grita. Pero no hay nada que tú puedas hacer por mi. Tú mismo sólo eres un hombre, un montón de miedos y de vergüenzas que te ponen a la vez encima de mi y a un millón de kilómetros, que te impiden entregarme lo que necesito, lo que con toda probabilidad tú mismo necesitas.
La chica de los gatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario