jueves, 12 de diciembre de 2013

Trescientos cuarenta y cinco.


Dime que me respiras, que piensas en mi cada vez que un "no" cruza tu mente. Que mi mirada te trasmite paz y que mis palabras son el combustible para creer en un "puede". Por favor, confía en que puede ocurrir. Entiende que en ningún momento firmamos un contrato y es allí donde reside el valor...
Tranquilo, yo también tengo miedo. Sabemos que sin arriesgar nunca se gana, pero tampoco se pierde. Sin embargo, ahora mismo no puedo pensar en qué puedo perder que cuaje más que la ausencia de algo que he podido rozar con mis propias manos.
No se puede intentar ignorar el vicio de algo que sabes que existe. Esto tenía que ocurrir, y ahora es cuando la locura, irónicamente me dice que tengo que hacer las cosas bien, con la mente en frío y lo mejor que pueda.
Allá voy.
Pero necesito tu ayuda, si es que estás en esto conmigo...

La chica de los gatos.

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