domingo, 30 de junio de 2013

Ciento ochenta y uno.


Para Tom esta fue la noche en la que todo cambió. Ese muro tras el que Summer a menudo se escondía, un muro de distancia, de espacio, de informalidad, ese muro estaba cayendo poco a poco. Y allí estaba Tom, en ese mundo, un lugar en el que pocos habían sido invitados a ver con sus propios ojos.
Y allí estaba Summer, que le quería a él ahí, a él y a nadie más.
Mientras escuchaba, Tom se dio cuenta de que estas no eran historias que ella contaba a cualquiera, había que ganarse el derecho de escucharlas. Podía sentir como se derribaba el muro. Se preguntaba si alguien más habría llegado tan lejos. Y por eso las siguientes ocho palabras lo cambiaron todo:
- Nunca le había contado esto a nadie antes.

La chica de los gatos.

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