lunes, 10 de junio de 2013

Ciento cincuenta y ocho.


En mi opinión vamos al cine porque queremos ver cuentos de hadas: una reina durmiente que despierta con el beso de su gran amor, una princesa que deja a un lado sus joyas para abrirse un paso en el mundo, amantes separados que vuelven a reunirse... Pero la vida no es un cuento de hadas y los finales felices son escasos y cada mucho tiempo. En la vida, la joven reina se vuelve una tirana y lleva a sus súbditos a la guerra, por eso necesitamos las películas para recordarnos que a pesar de todo el amor todavía puede florecer hasta en los sitios más improbables, y que a veces hasta los cuentos de hadas se hacen realidad... 

La chica de los gatos.

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