Hoy he pasado por delante de nuestra pastelería. Sí, esa pastelería donde nos pasábamos las tardes enteras comiendo todo tipo de tartas y tomando nuestro consabido batido de vainilla. Me han llevado los pies, como por casualidad. Hacía más de un año que no pasaba por delante, al menos que yo recuerde. Y es que desde que te fuiste he hecho muchísimas tonterías. El caso es que yo venía a decirte que nada más pasar por delante me he puesto a llorar, como una magdalena. Y es que, ¿a qué no sabes que estaba adornando el cristal? Un bonito cartel de "se vende". Sí, no somos los únicos que se han ido a la mierda.
La chica de los gatos.
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