martes, 21 de mayo de 2013

Ciento treinta y ocho.


Gritar cuando no haya nadie, gritar cuando pase algún tren, gritar de felicidad cuando mi alegría desborde por todo mi cuerpo, gritar que necesito que pertenezcas a mi vida, gritar esa palabra fuerte y que ahora decir te amo es como decir, hola y adiós.

La chica de los gatos.

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