martes, 21 de mayo de 2013

Ciento cuarenta.


Yo, tropiezo con las líneas de mis manos, los besos que te debo los regalo, y rueda cuesta abajo el corazón. Tú, que abrazas siempre a contra corriente, no hay goma que te borre lo que sientes, tu cuerpo dice SI, la boca NO. Yo, fingiendo que ya no te echo de menos, la piel se me separa de los huesos. Tú, tu nombre golpeando en mi ventana, me quieres olvidar pero me llamas, tu risa atropellando a la razón. Yo, los bares donde entro a olvidarte, son los bares donde vuelvo a encontrarte, y hay una zanja en medio del colchón. Tú, tus manos son semáforos en rojo, tu piel está cubierta de cerrojos y tiene una alambrada a tu corazón. Cuánto tiempo seguiremos del revés y besando en dirección prohibida, habrá que aprender a conducir la piel, o a ir por carreteras sin salida.

La chica de los gatos.

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