Ella esperaba a que el semáforo se pusiera en verde, mientras él esperaba el autobús. Él la mira indiscreto y piensa "que chica tan guapa". De pronto ella se gira, le mira y él aparta la mirada mientras se sonroja. Sonríen y vuelta a empezar. Más miradas, más girarse, más sonrojarse y cada vez sonrisas cómplices más grandes. De repente el semáforo cambia de color y la chica comienza a cruzar.
Tal vez si hubieran sabido todo el potencial que tenía esta historia de amor alguno de los dos se hubiera acercado al otro. O tal vez no.
La chica de los gatos.
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