No voy a comportarme como un bolero.
Tienes derecho a dejar de amarme, sin que yo te tire a la cara el corazón, ni embista contra ti con hermosas promesas que nos hicimos en el pasado. Prometer es hipotecarse para pagar las letras de ti mismo. Tienes derecho a querer a otra como yo quise el agua de otras fuentes, y aunque me duela, quiero que crucen por tus ojos las nueve letras que conforman la palabra felicidad. Dejaré que el dolor venga conmigo, que se quede aquí lo que sea necesario -otros jugarán al escondite por mi-. Tengo que dejarte ir y bueno, espero que algún día ese dolor se parezca a ti y me deje por otra.
La chica de los gatos.
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