miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuarenta.


Siempre tuve muchas cosas que decir y me las callé todas. Ese es el porqué de esta carta, carta que se perderá en algún cajón y tú no llegarás a leer jamás, o tal vez sí y ahora te estés muriendo de la risa por este comienzo tan inusual como estúpido. Los dos sabemos que esto lo cambia todo, así que deja de reírte.
Tenía que escribirte porque estas empezando a volverme loca. Te veo en todas partes, en los bares, en las paradas de autobús, hasta en el supermercado metiendo en el carrito algunas de esas guarrerías demasiado dulces que siempre te ha encantado devorar. Cada vez que te veo me dedicas una bonita sonrisa, ya no sé si es que me persigues a todos lados o soy yo que te imagino. Tal vez sea eso, tanta serie de televisión con niños bobos te ha hecho confundir realidades, te has enfundado una bonita boina francesa negra y has comenzado a seguirme... ¡Menuda misión de espionaje más estúpida! Si sabes de sobra que basta una llamada de teléfono para que yo confiese como una niña pequeña. Definitivamente él que se está volviendo loco eres tú. No, no, no te rías que lo digo totalmente en serio. Creo que has perdido totalmente la cabeza. Hasta tal punto que he oído que ya nunca te comes las chucherías que escondes entre los cajones. Tal vez sea eso que has crecido, cambiado, todos hemos cambiado y ya nada es lo que era.
¿Sabes? Ayer te eché de menos. Sí, justo ayer. Pasó de repente, estaba tumbada en la cama y, de pronto, me faltaste tú. Creo que en realidad siempre te he echado de menos solo que yo no he sabido darme cuenta. Menuda idiota, mis dudas y yo que siempre estamos igual. Pero el caso es que, si ayer te eché de menos ha sido hoy cuando he descubierto que un día al año no es suficiente, ni por asomo... ¡Un día al año! ¿Cómo se nos ocurrió semejante idea? Lo peor de todo es que estoy convencida de que se me ocurrió a mí, tú siempre has sido mil veces más listo y menos egoísta, como dice esa canción que tanto te gusta. Bueno a lo que iba, que me he dado cuenta de que no quiero que existan otras, de que no quiero conocerte de nuevo una vez al año, quiero conocerte entero. Quiero saber que haces los otros 364 días. Quiero verte recién levantado sin peinar con esos pelos de loco que afirmas tener.

La chica de los gatos.

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