lunes, 25 de febrero de 2013

Cuarenta y cinco.


Caerse y volverse a levantar. Cogidos de la mano. Andando sin pararse. Sin prisa pero sin pausa, entre besos y algún que otro "te quiero". Siguiendo para adelante sin tropezar. Sonriendo y mirándote a los ojos.
Prometo no fallarte nunca. Prometo que te diré que te quiero todos los días de mi vida. Todos. Prometo confiar en ti siempre, en tus ojos y en tus manos. Prometo besarte todas las mañanas y hacerte el amor en las horas de siesta. Prometo planear el futuro juntos, con casas llenas de ventanas. Con tormentas de suspiros y con pelis remolonas en el sofá. Prometo que si algún día no se cumplen nuestros planes infinitos. te diré te quiero todas las noches, aunque estés lejos de mí y tú no me creas. Prometo que mientras estemos juntos, voy a abrazarte siempre que pueda, a ver si así, no te echo de menos cuando no durmamos juntos.
Y aunque no sienta tu respiración, voy a estar aquí contigo y tú allí conmigo. Porque tú serás mi epicentro y nosotros el terremoto. Tan tuyo. Tan mío. Y tan nuestro. Que haremos temblar al mundo juntos, pero separados. Pero mientras, no pienses. Sólo bésame como si me fuera a ir mañana.
Y ámame siempre. Que yo te amo a todas horas.

La chica de los gatos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario