martes, 2 de abril de 2013

Noventa y dos.


Y como dice Sabina, puedo ponerme cursi y decir que tus labios me saben igual que los labios que beso en mis sueños, o puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemiga, tu todo, tu esclava, tu fiebre, tu dueña. Y si quieres, también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu Dios, tu asesina... o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra, a la orilla de la chimenea, a esperar que suba la marea... 
Y después de un tiempo analizándolo, eso soy, tu sombra. La que se queda hasta el final y, ya cuando todos han abandonado la fiesta, espera ansiosa su momento, ese que nunca llega. Y cuánto más me pidas que me vaya yo más me quedo, porque hay personas que están hechas de paciencia, y por suerte o por desgracia, yo soy una de ellas. Acostumbrada a esperar cosas que nunca llegan y situaciones intangibles que sólo existen en mi cabeza. Yo pedía a gritos una historia de amor y acabé en el callejón sin salida que es esto, que no es historia ni es nada, pero en el momento en el que empezó a doler se volvió real, y la realidad me basta para decir no me arrepiento, y ya no hay vuelta atrás. Me encontré dando tumbos un jueves por la mañana con el mejor café del mundo entre las manos y miles de ilusiones escondidas tras mis pestañas, de esas que no matan, pero aniquilan. Alfombras de terciopelo que ya están muertas, el whisky derramado a tu salud. No-besos de queroseno. Y ya sabes que de vez en cuando me convierto en un mar de lágrimas y estropeo los sábados por la noche, cuando beber para olvidar se vuelve en mi contra. Y puedo ponerme humilde y decir que no soy la mejor, que me falta valor para atarte a mi cama.
Y también puedo ponerme digna y decir "toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos de un rato... me llamas". Pero si lo intento no me sale la voz, y me quedo aquí, en standby; porque ya sabes que me vale todo y me conformo con nada... una canción, una palabra, unas migas de pan... una noche entera en la que te quedas, o solo media. Waiting. Y cuando tú digas venga, yo digo vale.

La chica de los gatos.

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