martes, 16 de abril de 2013

Ciento seis.


Es jueves, el día antes de irnos a los Hampton. Dex está conmigo. Habíamos acordado esperar a la semana que viene para vernos a solas, pero los dos hemos acabado pronto de trabajar. Y bueno, aquí estamos, juntos de nuevo. Ya hemos hecho el amor una vez. Ahora estoy con la cabeza apoyada en su pecho. Ninguno de los dos habla durante un buen rato y luego, de repente, él pregunta:
- ¿Qué estamos haciendo?
Aquí está. La pregunta.
Lo he pensado cientos de veces, expresando la cuestión exactamente igual que él, con la misma entonación, el mismo hincapié en la palabra "haciendo". Pero cada vez le doy una respuesta diferente.
Obedecemos a nuestros corazones.
Corremos un riesgo.
Estamos locos.
Somos autodestructivos.
Somos lujuriosos.
Estamos confusos.
Nos estamos rebelando.
Él tiene miedo del matrimonio.
Yo tengo miedo de estar sola.
Nos estamos enamorando.
Ya estamos enamorados.
Y la más corriente: no tengo ni idea.
Ésta es la que le ofrezco.
- No lo sé.
-Yo tampoco -dice él en voz baja.

La chica de los gatos.

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