Lá se mira en el espejo. Está completamente desnuda, y sonríe de auténtica satisfacción. Se observa y explora cada rincón de su cuerpo como si fuera la primera vez que lo ve. Nunca se había sentido tan guapa, y tampoco tan libre. Él no supo valorar aquello, pero a quién le importa eso ahora. Nadie juzga. Solo está ella, en completo silencio y en paz consigo misma... Olvida sus imperfecciones, las deja a un lado por un rato. Se muerde los labios y gime despacio. Se acaricia, y es pura belleza. Se quiere por encima de todas las cosas, y se desea con una fuerza sobrehumana. Ahí está ella. Haciéndose el amor a si misma, como no se lo habían hecho en la vida.
La chica de los gatos.
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