lunes, 23 de septiembre de 2013

Doscientos sesenta y seis.


Yo no quiero volver a caminar en dirección contraria a la belleza, ni que en mi mesa se sirva el agua amarga del conformismo, ni quiero desescombro. Yo no quiero devolverle su oficio a la impaciencia, ni ponerle sordina a los errores. Yo no quiero quedarme colgada de un "mañana ya veremos", como quien espera en agosto un boomerang que fue lanzado con el abrigo puesto. Yo no quiero volver a presentarme a las elecciones de tu boca. No me hace feliz el escaño de la incertidumbre. No cuentes conmigo cuando se te pase por la cabeza la idea de que lo importante es sentir mucho en lugar de querer bien. Yo no quiero eso... Así que, por favor, no vuelvas a llamarme.

La chica de los gatos.

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