lunes, 9 de septiembre de 2013

Doscientos cincuenta y dos.


Porque me miento cada día cuando digo que ya no te quiero. Porque aunque ya no me duelas, a veces busco tu nombre en donde sea. Porque aún no vino el olvido para llevarse tus palabras. Por los besos que aún me quedan en la boca, por las miles de palabras que nos dijimos. Porque fuimos lo que fuimos, porque fuimos lo que fuimos... porque, puesto a confesarte, aún le tengo miedo a tenerte delante. Porque no sabes la de noches que pensé en presentarme en tu portal, todavía recuerdo donde vives... Porque en cuanto me descuido me atropella algún recuerdo en el pasillo. Porque no puedo negarte que te quise sin querer, y más que a nadie.

La chica de los gatos.

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