lunes, 26 de agosto de 2013

Doscientos veintiocho.


No recurras a las fotos. Salgo desenfocada en todas. No me dejaste formar parte de tus días y de poco sirvieron las horas que consumimos a solas, cada uno en su laboratorio. Desenfocada por creer que en el mundo no había nada mejor que la palabra "nosotros". Y ya ves. Ya no quedaban horas en los relojes de la ternura, ya no volveremos a vernos. Habría que mirar los negativos para que las cosas cambiaran de color, para poder encontrar las risas que faltaron en el reverso de las heridas. Habría que mirar los putos negativos, para que me pudieras ver como algo más que un borrón, para arrancarme el papel triste de actriz secundaria. Si. Habría que mirar los negativos, para encontrar una bienvenida en la trastienda de cada adiós que tu boca pronunció para que subieran los telones. Habría que mirar los negativos para poder vernos alcanzando la playa donde se ven llegar, de una vez, los sueños que quedaron por cumplir. Mirar los negativos para corregir las señales de stop que acompañaban a cada "ven".

La chica de los gatos.

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