jueves, 28 de noviembre de 2013

Trescientos treinta y uno.


Me siento tonta. Tonta. Porque cuando me he despertado he estirado el brazo para tocarte. Y no, no estabas. Y me he sentido absurda... y he respirado tan fuerte que casi he roto el aire.
¿Dónde está esa muñeca que no necesitaba ni de pilas ni de baterías para caminar sola? De repente si que necesito una pila. Miro el teléfono cada cinco minutos. Y no tengo noticias tuyas. Y cuando las tengo, el corazón se me sale del pecho... ¿Qué me está pasando?
Siento celos hasta del aire que respiras...

La chica de los gatos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario