martes, 5 de noviembre de 2013

Trescientos nueve.


Te miro. Me recreo en tu rostro perfecto, tus ojos negros, tu tez morena. Levantar la vista. Dos segundos. El tiempo se para. Noto la sangre subiéndome a la cara. Aparto la vista, avergonzada. ¿Por qué seré tan cobarde?

La chica de los gatos.

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