lunes, 11 de noviembre de 2013

Trescientos quince.


Se cruzó en mi vida, su mirada, su sonrisa, su cuerpo, como un rayo. Cada noche, los sueños se desataban, se encontraban en el silencio a escondidas, susurrándose lo más bonito que podía existir en lugares totalmente solitarios. Cada noche se buscaban en sus sueños uno a otro. Cada noche era un suspiro para su imaginación. La historia de amor cada vez comenzaba a más, a escondidas.

La chica de los gatos.

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