Bebimos vodka de emociones, JB de alegrías y Martini de la juerga de nuestros cuerpos. Bailamos al sonido de la música, al compás de nuestros impulsos, al revoloteo de tus caderas. Tenemos una resaca de pensamientos, de ilusiones alocadas. Fue una noche de un "ven y sígueme". Fue mágica, pero sin magos y sin trucos.
La chica de los gatos.
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