martes, 23 de julio de 2013

Doscientos cuatro.


Soy una experta en amores, pero no conozco el amor. Desde hace varios años me he burlado de ese sentimiento ciego, sin sentido, calificándolo como algo pueril, idealista y bobo, que solo los niños puede inventar. Pero ya no quiero burlarme, ya no puedo hacerlo, ¿me entiendes? Pensando en ti he imaginado lo extraordinario que debe ser dar todo a cambio de nada, desear lo mejor para la persona amada, disfrutar su alegría y llorar con sus tristezas. Permaneces a su lado en la adversidad, para darle una frase de consuelo, de ánimo, de apoyo. Entregar el alma y el corazón sin condiciones, sin pedir nada a cambio, por el simple gusto de darse, por la simple alegría de amar...
No me juzgues de impulsiva al hallarte con lo único que realmente intento decirte aquí: si alguna vez llego a amar a un hombre de esa forma, me gustaría que fueses tú, eres tú. Te siento conmigo, y eso me da fuerzas, pero también me aterroriza, porque si me equivoco esta vez, creo que nunca más seré capaz de levantarme...

La chica de los gatos.

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