jueves, 3 de abril de 2014

Ciento siete.


A veces las cosas salen mal y no es culpa de nadie. Pero todos quieren un por qué. Un motivo. Algo que puedan envolver, ponerle un lacto y enterrarlo en el jardín de atrás. Enterrarlo tan hondo que parezca que nunca ha pasado. Me pregunto cuánto tiempo de sus vidas se pasará la gente rezando y pidiendo que algo que ha ocurrido no hubiera pasado. A lo mejor Dios existe porque a la gente le asustan todas las cosas malas que son capaces de hacer. La verdad, yo creo que el diablo tiene más sentido que Dios. Al menos entiendo porque la gente quiere que exista. Va bien tener a alguien al que echarle la culpa de las cosas malas que ocurren. Hay dos formas de ver el mundo. Una es que la vida está llena de oportunidades, que está bien. Olvidando las cosas malas, como si no las vieras. La otra, es ver la realidad.
Yo creo que hay dos maneras de ver el mundo. Puedes ver la tristeza que hay detrás de todas las cosas. O elegir bloquearlo todo. Si no dejas que el mundo te afecte, no te partirá el corazón.
A todos los padres les pasa igual. Quieren que sus hijos sean felices, como si no supieran que siempre pasa lo mismo. Estoy segura de queje llorado todas las lagrimas que había dentro de mi. Pero aprendí que con las lágrimas no puedes hacer que alguien que no te quiere vuelva a quererte, o que algo que pasó no haya pasado. Siempre está ahí. Aunque todo vaya bien y los niños jueguen y las parejas se besen, y eso... siempre está ahí. Pero la mayoría de la gente no es capaz de verlo. Es eso que siempre se está escabullendo. Cómo todos nos estamos muriendo por dentro. Lo tristes que estamos todos realmente. A veces las cosas no salen bien y no es culpa de nadie. Puede que ahora tenga sentido. Puede que en alguna parte entre todo esto haya una razón. Puede que en alguna parte entre todos esto haya un por qué. Puede que en alguna parte, esté aquello que te permita que lo envuelvas todo, le pongas un lacto y lo entierres en el jardín de atrás. Que lo entierres tan hondo que parezca que nunca ha pasado. Pero nada. Ni un porqué, ni enfadarse, ni decir que lo sientes, ni oraciones, ni lágrimas. Nada puede hacer que algo que ha pasado no hay pasado.

La chica de los gatos.

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