Las cosas molaban cuando tú estabas cerca y yo molaba cuando estaba contigo. Durante ese tiempo fui una persona distinta, y guay. Era la única forma que tenía de sonreír, bailar en cualquier sitio o cantar a gritos a las tres de la madrugada. Me diste una paz en tiempos de guerra que no me había dado nadie antes...
Sólo quería eso, que vinieras y me pidieras que te abrazara y te dejaras abrazar. Que aparecieras saltando con tus tonterías, esas que me hacían reír como si fuera una niña de cinco años, y girar. Sobretodo giraba contigo. Cuando me paseabas por Madrid una tarde cualquiera alegrándome el día, la vida. Todo lo demás no importaba. Como si me echabas de menos de la cama mientras dormíamos o como si tuviera que ir andando al fin del mundo. Lo hubiera hecho. Lo hubiera hecho por ti. Podría haber matado monstruos por ti, como dice la canción. Quería que estuvieras aquí, quería que estuvieras conmigo pasara lo que pasara. Hicieras lo que hicieras. Pero ya no, ya no quiero.
La chica de los gatos.
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