Para cometer una locura, se necesitan dos locos. Media botella de vodka y una de ron. A veces me pregunto si tú estás loco también. Porque si lo estás, no sé a qué esperas. Y entonces será terrible. Yo empezaré a volar en menos de dos besos. A ti te doy cuatro miradas. NO MÁS. Y lloverá, ya verás.
Y después de abrazarte unas cuantas horas, si quieres nos olvidamos. Y nos dedicamos a vernos de lejos y a felicitarnos la Navidad, como hacemos ahora. O si no, quedamos y nos tomamos una cerveza y me cuentas un poco tu vida. O, que digo. Puedes regalarme mimos en alguna esquina. O encontrarnos en el metro sin querer, ya sabes.
La chica de los gatos.
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