Revolviste todo de nuevo, desordenando esquemas en proceso de archivación; rompiendo cristales ya rotos en mil pedazos. Echaste más sal en la herida, alcohol en las llagas y ¿ahora qué? ¡Ahora cúrame! te lo exijo, ¡cúrame! si... es una orden ¡cúrame! muy bien, poquito a poco sin que quede cicatriz, desoxídame el corazón, aunque sea en una milésima de segundo hazme feliz, hazlo...
La chica de los gatos.
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