Fue un error. No estaba enfadada con él, estaba asustada. En ese momento me sentí pequeña, como si me faltara experiencia, como si nunca fuera a estar a su nivel, como si nunca fuera a ser bastante para él, ¿me entiendes? Pero lo que no comprendí es que eso le daba igual. Ya no estaba buscando a esa tía, me estaba buscando a mi. Pero cuando llegué a comprender todo eso... ya era tarde. Él se había ido. Y todo lo que me quedó fue un orgullo estúpido que luego dio paso al arrepentimiento. Sí, él era el chico. Ahora lo sé. Pero... yo lo eché de mi lado. Y, desde entonces, me paso los días persiguiéndolo...
La chica de los gatos.
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