sábado, 3 de mayo de 2014

Ciento veintiséis.


Aun queda mucho para que te vuelva a ver, pero hace mucho más desde que te vi por última vez y más todavía desde que te fuiste, así que, probablemente, no quede tanto como parece. Será en una noche de verano de agosto. Tú estarás con tus amigos, como siempre; yo con mis amigas, como siempre. Y daré una vuelta, te buscaré y te encontraré. No es muy difícil teniendo en cuenta que es una plaza y que siempre te pones en el mismo sitio.
Yo, por cierto, iré monísima. No sé con que modelito aun, pero pienso ir preciosa. Pienso gustarte. Y sí, lo digo convencida, sin vaciles, sin modestia. Entonces os saludaré a todos, os preguntaré un "qué tal" general y te miraré queriéndote decir que, ante esa pregunta cordial, la única respuesta que realmente me importa es la tuya. Pero no lo entenderás, para variar, y me iré, me despediré de vosotros con una sonrisa y te volveré a mirar. Y luego no pararé de mirar a ver si te veo, si te has ido o sigues ahí y le pediré al destino que por favor nos encuentre, con un poco más de alcohol y poco más de ganas, y con un poco menos de vergüenzas. Un poco menos de cada uno, y un poco más de nosotros.
Y si no, pues te habré gustado y solo tendremos que volver a encontrarnos o trazar una nueva táctica de ataque.

La chica de los gatos.

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