sábado, 3 de mayo de 2014

Ciento treinta y uno.


Después charlamos de vivir el presente. Le decía que me parecía horrible lo que hacía, cada día pensando lo que había hecho ayer y antes de ayer y el día de antes. Cada noche, reprochándose los errores y mintiéndose al pensar que, si pudiera volver atrás en el tiempo, haría todo lo contrario de lo que había hecho. Idea de absoluta falsedad ideológica, porque si cada uno volviera al momento del error sin llevarse el conocimiento de hoy, sabiendo solamente lo que sabíamos entonces, volveríamos a hacer lo mismo, porque con esos datos nos seguía pareciendo la mejor opción...

La chica de los gatos.

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