Demasiado tú y demasiado poco yo. Y no molesta. Ni asusta. Sensación de cambio, de transición, de tiempo transcurrido. Y, si todo sigue igual, ¿por qué ahora? Y aquí vuelve mi yo. Todos esos razonamientos y explicaciones que siempre me han acunado. Esas que siempre explican mis pasos y mi mundo. Todo igual y lo único que ha cambiado en mi vida eres tú. Antes otros, ahora tú. Y cambio. Quizá, por pura lógica, todo tenga que ver contigo. Tú eres mi virus. Sólo tú haces que mi sistema inmunitario deje de funcionar, quizá simplemente se rinda, o... o se aparte encantado de que llegues por fin. Pero el cambio está ahí. Quizá has llegado en el momento oportuno. O quizá estaba condenada a ser la de antes hasta que quisieras aparecer.
La chica de los gatos.
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