domingo, 6 de enero de 2013

Cinco.



Deja que busque tus piernas, que me asegure contra ellas y las trepe hasta alcanzar tu regazo. Deja que suba tu tripa peldaño tras peldaño. Que sortee las curvas, que resbale por tu ombligo. Que me agarre a tus brazos y así me ice hasta los hombres. Que me siente allí, pero sólo para descansar un momentito. Porque entonces me esconderé tras tu cuello y treparé por la nuca, para acomodarme entre tu pelo. Para buscarte la profundidad de las ideas y quedarme allí para siempre. Para que nunca dejes de pensar en mi. Para que pueda regalarte sonrisas todas las mañanas y caricias todas las tardes. Y susurrarte cada brisa del atardecer y que ni ella ni nadie me pueda sacar de tu cabeza.

La chica de los gatos.

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