lunes, 24 de febrero de 2014

Cincuenta y tres.


Hay quien piensa que el desayuno son solo unos pocos minutos por la mañana, pero en realidad es como el parte del tiempo, en cuanto me siento delante del colacao se el día que voy a tener por delante. En casi 19 años he tenido desayunos de todos los tipos: desayunos en familia con risas y croissants todavía calientes; desayunos solitarios pensando en mis cosas; desayunos en compañía llenos de ilusión y nervios por las cosas que empiezan; y también desayunos que empiezan en la mesa y acaban en la cama; desayunos acelerados sin tiempo para nada o llenos de dudas y miedo por las personas a las que quiero. Son solo unos pocos minutos pero en el desayuno ya sabes como va a ser el día que te espera y hoy se que las cosas no van a ir demasiado bien.

La chica de los gatos.

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