A veces es más fácil enamorarse de un desconocido que de alguien cercano a ti. El hecho de mostrarse sin prejuicios, el no tener miedo a defraudar a alguien, nos quita la máscara. Nos desnuda las palabras que nunca pensábamos que diríamos.
Un desconocido no sabe cómo quiere que seamos. Nos mira a la cara, sin miedo a decepcionarse con lo que vea en nuestros ojos. Nos empieza a descubrir tal y como somos...
La chica de los gatos.
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