miércoles, 22 de enero de 2014

Veintidós.


Cuando sabes la verdad puedes elegir que hacer con ella, puedes negarla o puedes aceptarla.
Buscamos desesperadamente la verdad, esa misma verdad que nos da miedo escuchar.
Si niegas la verdad va a ser tu responsabilidad cuando te explote en las manos.
La verdad libera porque uno es dueño de hacer con ella lo que quiera, incluso negarla, es como un juego de mesa, si uno no pone un tiempo de juego es aburrido, por eso la vida es divertida, porque no dura para siempre.
Puedes vivir negándolo, pero lo único que vas a ganar es desperdiciar tu tiempo, tu vida.
Ya está, ya sabes la verdad, ahora no hay nada que ocultar.
La salida al peligro está en el peligro mismo.
Ya sabemos la verdad, ahora podemos llorar o conservar la alegría.
La verdad nos interpela, nos pregunta, nos arrincona y muchas veces no hay respuesta.
La verdad aveces no da certezas, si no algo mucho más peligroso, dudas.
La verdad asusta, despierta, sacude, paraliza, desnuda, incomoda, libera y confunde.
La verdad aveces duele, pero sin lugar a dudas la verdad fue, es y será la fiesta de todos.

La chica de los gatos.

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