Dicen que enamorarse es un acto reflejo, algo que no se puede aprender ni controlar, como respirar. Yo no creo que sea así... Yo he tenido que aprender a querer a un hombre porque me enamoré de uno, aprendí a pasear agarrada en su cintura, a deslizarme en su cama temblando, y a tener el doble de ropa interior en mi armario. Y lo hice con el mismo miedo y la misma excitación que una niña de 5 años patinando por primera vez en una pista de hielo...
La chica de los gatos.
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