lunes, 27 de enero de 2014

Veinticinco.


Dicen que enamorarse es un acto reflejo, algo que no se puede aprender ni controlar, como respirar. Yo no creo que sea así... Yo he tenido que aprender a querer a un hombre porque me enamoré de uno, aprendí a pasear agarrada en su cintura, a deslizarme en su cama temblando, y a tener el doble de ropa interior en mi armario. Y lo hice con el mismo miedo y la misma excitación que una niña de 5 años patinando por primera vez en una pista de hielo...

La chica de los gatos.

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