viernes, 31 de enero de 2014

Treinta y uno.


Ven, ven, ven. Quiero queme lo hagas encima del escritorio. Y que luego me des un abrazo tan fuerte que me crujan todos los huesos. Y me digas que estás tan loco por mi que ya no aguantas más. Que solo piensas en besarme, que estoy desbaratando tu vida, que la chica que tanto querías hace años pasó al segundo plano. Que cuando estás en la cama conmigo sólo soy yo a la que necesitas. Que me suenas, que me piensas.
Quiero que me digas que soy tu razón, la emoción de tu vida, el desbarajuste de la rutina. Que soy lo que te duele dentro. Que soy tu sonrisa, tu decepción... pero que con todo, sigues volviendo. Y que volverás a mi cama siempre.

La chica de los gatos.

Treinta.


No le dio tiempo a Cupido a tensar el arco, no le hizo falta disparar. Ya nos habíamos enamorado. Tú de mi inseguridad y yo de todo.
Me dijiste "si no corremos pasará de largo todo esto y hoy tienes que poner a mi nombre todos los besos que te quedan". Me quedé helada, agarraste mi mano y condujiste mi coche hasta tu casa. Hubo confeti en el ascensor. Nos dimos tantos besos que tuvimos que darle la vuelta a la piel cuando no quedaba un centímetro sin besar. La ropa interior dejó de esconder las cosas que más se quieren ver... Esa noche pasaron cosas que no caben en ningún poema.

La chica de los gatos.

Veintinueve.


Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería.
Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror.
Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.

La chica de los gatos.

martes, 28 de enero de 2014

Veintiocho.


A veces es más fácil enamorarse de un desconocido que de alguien cercano a ti. El hecho de mostrarse sin prejuicios, el no tener miedo a defraudar a alguien, nos quita la máscara. Nos desnuda las palabras que nunca pensábamos que diríamos.
Un desconocido no sabe cómo quiere que seamos. Nos mira a la cara, sin miedo a decepcionarse con lo que vea en nuestros ojos. Nos empieza a descubrir tal y como somos...

La chica de los gatos.

lunes, 27 de enero de 2014

Veintisiete.


Era arisco (alguna vez llegué a pensar que era el único animal de la familia de los gatos que había evolucionado a humano), prepotente con aires de chulería y una mirada oscura, desafiante; que era capaz de fusilar a cualquiera que se encontrara en el bando opuesto.
Manteníamos un tira y afloja de una cuerda que estaba a punto de quebrar, un deseo contingente que me comía poco a poco; me mataba; no imaginaba nada más que llevarle lejos de allí, perdernos; pero a él no podía decírselo. Éramos como el frío y el calor, el calor funde el hielo y el frío apaga el calor... No encontrábamos el punto medio entre los dos extremos.
Yo sólo era para él la lana que se enredaba precipitadamente entre sus brazos, entre sus piernas, y que jugaba a quedarse allí. Anudándose. Él la apartaba en el momento que se cansaba, sin remordimiento. Cuando volvía a necesitar algo con lo que jugar aparecía yo de nuevo. Sin cesar.
Es que, al fin y al cabo él no dejaba de ser ese gato arisco que jugaba cuando le apetecía con su lana, y yo, no quería aparecer siempre a su disposición, pero lo hacía. Hasta gastar el ovillo.

La chica de los gatos.

Veintiséis.


Creamos las ilusiones que necesitamos para seguir adelante. Y un día, cuando ya no nos deslumbren ni nos reconforten, las derribaremos, ladrillo a ladrillo, aunque sean brillantes, hasta que no nos quede más que la luz reluciente de nuestra honestidad. La luz es liberadora. Necesaria. Terrorífica. Nos quedamos de pie ante ella, desnudos y vacíos. Y cuando nuestros ojos no pueden soportarla más, construimos una nueva ilusión que nos protege de su implacable verdad.

La chica de los gatos.

Veinticinco.


Dicen que enamorarse es un acto reflejo, algo que no se puede aprender ni controlar, como respirar. Yo no creo que sea así... Yo he tenido que aprender a querer a un hombre porque me enamoré de uno, aprendí a pasear agarrada en su cintura, a deslizarme en su cama temblando, y a tener el doble de ropa interior en mi armario. Y lo hice con el mismo miedo y la misma excitación que una niña de 5 años patinando por primera vez en una pista de hielo...

La chica de los gatos.

Veinticuatro.


Puede que yo sea la única persona sobre la faz de la tierra que sepa que eres el hombre mas fantástico de la tierra, puede que yo sea la única que aprecie lo asombroso que eres en cada una de las cosas que haces, y en como eres con ella, y en cada uno de los pensamientos que tienes, y en como dices lo que quieres decir y en como casi siempre quieres decir algo que tiene que ver con ser sincero y bueno, y creo que la mayoría de la gente se pierde eso de ti, y yo les observo preguntándome como pueden verte traer su comida y limpiar sus mesas y no captar que acaban de conocer al hombre más maravilloso que existe, y el hecho de que yo si lo capte me hace sentir bien, conmigo misma. ¿Eso es algo malo para poderte tener cerca para ti?

La chica de los gatos.

jueves, 23 de enero de 2014

Veintitrés.


Si tu amor se va no lo digas más, hace tiempo ya que yo lo noté, hace tiempo que no estás aquí, no va a sorprenderme la soledad, no tienes que hablar porque ya se lo que dirás... Dirás que te olvide y que tu también lo harás, olvídame tú que no sientes amor, porque no te imaginas que en mi corazón te estaré guardando por siempre un lugar, olvídame tu que tienes el valor de verme de frente y abrazarme, y decir que soy lo mejor que te pudo pasar, pero vas a alejarte de mi vida sabiendo que me estás haciendo daño, que alguien cuide tus pasos cada día como yo lo hice y que nunca se te olvide que te quiero.

La chica de los gatos.

miércoles, 22 de enero de 2014

Veintidós.


Cuando sabes la verdad puedes elegir que hacer con ella, puedes negarla o puedes aceptarla.
Buscamos desesperadamente la verdad, esa misma verdad que nos da miedo escuchar.
Si niegas la verdad va a ser tu responsabilidad cuando te explote en las manos.
La verdad libera porque uno es dueño de hacer con ella lo que quiera, incluso negarla, es como un juego de mesa, si uno no pone un tiempo de juego es aburrido, por eso la vida es divertida, porque no dura para siempre.
Puedes vivir negándolo, pero lo único que vas a ganar es desperdiciar tu tiempo, tu vida.
Ya está, ya sabes la verdad, ahora no hay nada que ocultar.
La salida al peligro está en el peligro mismo.
Ya sabemos la verdad, ahora podemos llorar o conservar la alegría.
La verdad nos interpela, nos pregunta, nos arrincona y muchas veces no hay respuesta.
La verdad aveces no da certezas, si no algo mucho más peligroso, dudas.
La verdad asusta, despierta, sacude, paraliza, desnuda, incomoda, libera y confunde.
La verdad aveces duele, pero sin lugar a dudas la verdad fue, es y será la fiesta de todos.

La chica de los gatos.

martes, 21 de enero de 2014

Veintiuno.


Miedo a amar. ¿Qué puede haber más hermoso?¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír.
El amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra "nunca". Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor es sabiduría, es locura...

La chica de los gatos.

lunes, 20 de enero de 2014

Veinte.


Una y otra vez, muchas veces sentimos que en nuestra vida las historias y las escenas se repiten, que son las mismas. Mismas situaciones, mismas respuestas, mismas reacciones, mismas palabras, mismas caras, mismos sentimientos... 
¿Nos pasa siempre lo mismo?¿Reaccionamos siempre igual frente a lo mismo?
Acaso, ¿debemos cambiar?¿Tenemos que salirnos de lo mismo para generar algo diferente?¿Dejar las costumbres de lado y cambiar?
Una y otra vez se repite la misma historia... Una figurita que se repite hasta aburrirte. La misma canción que se escucha una y otra vez hasta cansarte. La misma escena una y otra vez hasta enfurecerte. Harta de vivir siempre lo mismo... es todo como si fuera un gran Déjá Vu. Es como si todo lo que te pasa ya lo hubieras vivido, ¿entiendes?
Un Déjá Vu es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Es la sensación de estar viendo algo que ya hemos vivido anteriormente...
Una y otra vez...
Muchas veces sentimos que en nuestra vida las historias y las escenas se repiten, que son las mismas... Mismas situaciones, mismas respuestas, mismas reacciones, mismas palabras, mismas caras, mismos sentimientos... 
¿Nos pasa siempre lo mismo?¿Reaccionamos siempre igual frente a lo mismo?
Acaso, ¿debemos cambiar?¿Tenemos que salirnos de lo mismo para generar algo diferente?¿Dejar las costumbres de lado y cambiar?
Una y otra vez se repiten la misma historia. Una figurita que se repite hasta aburrirse. La misma canción que se escucha una y otra vez hasta cansarte. La misma escena una y otra vez hasta enfurecerte. Harta de vivir siempre lo mismo.
Es todo como si fuera un gran Déjá Vu, es como si todo lo que te pasa ya lo hubieras vivido.
Hay que salirse del libreto, hacer algo distinto. Girando en falso como disco rayando, es hora de tocar una canción nueva. Romper el cristal de la costumbre. Patear el tablero, borrón y cuenta nueva.
Para que la vida no sea un permanente Déjá Vu hay que barajar y dar de nuevo, rodar con la vida, asumir los desafíos, con miedo, con pánico. Pero confiando que buscar algo diferente y no repetir la historia es una forma de estar vivos.

La chica de los gatos.

domingo, 19 de enero de 2014

Diecinueve.


Tan solo pasan unas décimas de segundo, y en ese poco tiempo tienes que pedir un deseo. Un gran deseo, algo que quieras con todas tus fuerzas, algo que desees que se cumpla por encima de todo y de todo, algo de lo que estés seguro que no te vas a arrepentir, algo de lo que jamás dirás me confundí... debe ser algo que lleves tiempo esperando con ansia, algo que no puede esperar más, que se cumpla ya.
En esas décimas de segundo cierras los ojos, te concentras y piensas en lo que quieres y lo que deseas... entonces es cuando sucede, cuando te das cuenta de que todo lo que quieres está relacionado con el mismo tema, que no hay más de una cosa que te gustaría tener, ni que esperes ansiosamente conseguir.
Tan solo es una cosa, un deseo, pero a la vez es un mundo. Con los ojos apretados con gran fuerza, pides en voz baja que te concedan el milagro de seguir con él, de estar junto a él, de sentirle, de abrazarle, de besarle, de quererle... Entonces abres los ojos y le ves, esta ahí contigo, te mira y te regala una de sus sonrisas y por ahora, por el momento, en el presente, está contigo.

La chica de los gatos.

Dieciocho.


Porque cuando tenemos la felicidad frente a los ojos, no sabemos verla. Siempre pensamos en lo que nos estamos perdiendo, deseando cosas que no tenemos, cosas de otros; y en realidad todo lo que necesitamos para ser felices esta ahí, mordiéndonos la mano. Creemos que la felicidad es algo difícil de alcanzar y a veces hasta nos convencemos de que nunca vamos a ser felices, pero sólo depende de nosotros, es saber encontrar la felicidad de lo que tenemos, de valorarla y cuidarla, encontrar la felicidad es mucho más fácil de lo que creemos. Algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentran desesperan, se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende, no entiende que la felicidad no está en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está, está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa... La felicidad es algo tan simple, que hasta a veces no nos damos cuenta que está y ese es el problema, ese fue mi error.

La chica de los gatos.

Diecisiete.


A veces da miedo abrir los ojos, porque a lo mejor los abres y ves todo patas arriba. Y eso es lo que en realidad da miedo, los cambios. Como un niño que juega al escondite tapándose los ojitos, creyendo que así no lo ven, uno a veces cierra los ojos como si así fueran a desaparecer los problemas. Como si muerto el cartero, fueran a desaparecer las cartas anónimas. Uno se hace el tonto, como si el dolor que siente no existiera. Uno odia y quiere a esa persona o a ese espejo que te canta las cuarenta. Uno odia y quiere a quien abre tus ojos. 
Abrir los ojos tiene gusto a membrillo con queso: es agridulce. Por un lado, como que se pierde la magia, pero por el otro... se sale del engaño. A veces lo que tenemos que ver es tan horrible, que preferimos hacer la vista gorda y cerrar el corazón, y vivir en una caja de cristal. Y otras veces la burbuja se pincha, y no queda otra que abrir los ojos y mirar lo que no queremos ver. El corazón se nos estruja y nos quedamos sin aire, ahogados.
Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, que la luz te deje ciego. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mejor mirar para otro lado, dicen. Meter la cabeza en la tierra como hace el avestruz. Pero para que algo cambie hay que romper la burbuja, hay que salir de la cajita de cristal. Abrir los ojos y animarse a ver, aunque lo que haya para ver nos estruje el corazón.

La chica de los gatos.

jueves, 16 de enero de 2014

Dieciséis.


Alejandro D, filósofo del siglo pasado, afirmó que todo lo que hacemos en la vida, lo hacemos para seducir. Seducir a alguien, es lograr que desee lo que uno quiere que desee. Seducir es incentivar, estimular, provocar el deseo en el otro.
Muchos esperan el silencio para detectar una señal en el ser amado, esperan ser deseados. A otros, lo que los seduce, es sentirse deseados. A otros, nos seduce lo opuesto, sentirse no deseados. A otros, los seduce lo prohibido, lo imposible, lo que no pueden tener. ¿Existe una sola manera de seducir?¿Es posible seducir a alguien que no nos desea?¿Alcanza con la seducción para el amor? Si se desea lo que no se tiene, cuando se tiene, ¿se sigue deseando?¿Tendrán algún efecto las "técnicas de seducción?
Todo un tema el de la seducción... ¿Nunca te ha pasado que no sabes como hacer para que la otra persona se de cuenta de lo que te pasa sin echar a perder esa relación?
Para seducir hay que tener la paciencia del pescador; saber esperar el momento exacto. Yo creo, que tal vez la mejor técnica sea no tener técnicas... pero guiándonos a través de la intuición seguramente sea más fácil que a través de la razón. Tanto especular, le juega en contra a la seducción. La intuición, en cambio, nos abre nuevas puertas, nos da nuevas llaves.

La chica de los gatos.

miércoles, 15 de enero de 2014

Quince.


Cuando llegaste a mi vida... desde ese mismo instante te empecé a querer, te entregué toda mi alma, y fue ahí en ese momento donde comprendí que contigo, mis sentimientos son motivo de alegría, porque tu caminabas junto a mi. 
Te has convertido en el amor de mi vida, te quiero con toda el alma, y creo que eso es lo más importante para nuestras vidas.
Gracias por darme tus mejores días, tus detalles y tu amor. Gracias por querer soñar a mi lado, y esperarme cuando no estoy cerca de ti.
El amor de mi vida eres tu, y estoy segura que siempre lo serás, porque estoy loca por ti, porque mi vida sin ti no vale, no tiene sentido. Porque sin tu compañía, el mundo no sería mundo, y mi alma no sería alma... solo soledad perpetua.

La chica de los gatos.

Catorce.


Sin ti no podría vivir, porque es contigo con quien aprendí a sentir el amor, ese sentimiento que hace tan feliz. Me has enseñado a amar, a soñar... Mi corazón siete que esto será eterno, mi vida entendió que yo jamás te voy a dejar, ahora comprende que es amor de verdad.
Solamente tú y yo, juntos siempre. Eres quien provoca amor cuando te veo, cariño cuando te beso y recuerdos cuando te observo.
Es tan grande lo que siento, nada ni nadie no separará, es un amor demasiado inmenso, que aumenta con el transcurso del tiempo. Es que es tan bonita la alegría que me haces sentir... Amo tus palabras, tus sonrisas, tus abrazos... cosas que nunca cambiarán.
Te amo, te extraño, eres todo para mi... Gracias por este amor que me haces sentir.

La chica de los gatos.

lunes, 13 de enero de 2014

Trece.


Quiero compartir mi sueño, donde tú eres el dueño de mi amor. Quiero compartir las ilusiones que tiene mi vida si tú a mi lado estás, y quiero que el mundo sepa que tú eres mi alegría, y que vivo día a día con la luz de mirar, con esos ojos que transmiten dulzura, con esos besos que me llevan hacia el cielo, y que hacen que sea la dueña del mismo mundo. Todo eso inspiras en mi vida, todo eso y mucho más, pero ni las letras ni las palabras alcanzarían para demostrar cuanto te amo de verdad.

La chica de los gatos.

sábado, 11 de enero de 2014

Doce.


Desde que nacemos aprendemos a ver y entender las cosas de una sola manera. Galileo Galilei afirmó que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al revés. Todo el mundo lo humilló... ¿Cómo podía afirmar semejante desatino. Si toso veían claramente que el Sol era el que se movía y no la Tierra. Muchos acusaron de loco a Colón cuando supuso que la Tierra era redonda, si todos veían claramente que la Tierra era plana. En su época, la gente disfrutaba de los libros de Julio Verne, aunque para todos era un autor fantasioso. ¿A quién se le podía ocurrir en aquel momento que una nave podía viajar debajo del agua, o que se podía viajar a la luna?
Pero cuando nos animamos a pensar diferente, aparecen soluciones diferentes. A veces para llegar a un lugar hay que dar rodeos, ir y venir. En general, solo confiamos en nuestros ojos, cuando en realidad tenemos más sentidos. A veces no es viendo, sino tocando, oliendo, escuchando o degustando que se resuelve algo. Entendemos la palabra de una sola manera. Una "eminencia" es un hombre, para todos. ¿Por qué una eminencia no puede ser una mujer? Dejar de lado la única manera que tenemos de ver el mundo. De eso se trata el pensamiento lateral. Nada tiene una única solución. No todo es lo que vemos por los ojos; por algo tenemos otros cuatro sentidos más. Simplemnte tenemos que animarnos a usarlos y aprender a ver, a ver con los otros sentidos. No todo es lo que vemos con los ojos. Siempre hay más, mucho más. Simplemente hay que aprender a ver.

La chica de los gatos.

Once.


¿Cómo empieza una guerra? Todo empieza con una diferencia de criterios. Unos piensan una cosa, otros piensan otra. Pero después, algunos quieren imponer su criterio y empiezan las discusiones. Y en un momento se deja de razonar, y comienzan los enfrentamientos. Sólo resta tener a mano algo con lo que imponer un criterio a la fuerza, y no hace falta más. Ya se desata la guerra. Una vez en guerra, sólo se puede desear algo de paz.
Nada da mas paz que volver a casa. Volver a tu lugar, a tus olores, volver a la gente a la que quieres y que te quiere. Eso da mucha paz. Todos los viajes en realidad son un viaje de vuelta a casa.
¿Por qué los viajes nos cambian?¿Por qué al volver de un viaje sentimos que no somos los mismos que antes? El regreso a casa tiene una mezcla de melancolía y felicidad. Melancolía por todo lo nuevo que dejamos atrás, y felicidad por volver a casa. Porque en casa... siempre hay algo de paz.

La chica de los gatos.

Diez.


Cuando te conocí te dije que no merecía la pena, que soy una niña tonta que no sabe donde encontrar su equilibrio. Ahora sabes que tenía razón, que lo único que he hecho es pagar contigo las cosas que debería tragarme. Y no te lo mereces.
Porque te mereces lo mejor del mundo, porque eres lo más bueno y bonito que he conocido en mi vida. Unos días más y todo volverá a ser como antes. Va a ser perfecto.
Por fin serás feliz.

La chica de los gatos.

jueves, 9 de enero de 2014

Nueve.


Es increíble, me resulta hasta gracioso que no te pare de recordar. Que ni un segundo de mi vida me olvido de tu maldita sonrisa. Que me tienes loca, y lo peor, es que lo sabes. Que mi vida sin ti no tiene sentido... o ¡qué coño!, si que lo tiene, pero no se lo encuentro. Que he buscado en otros ojos, pero al final siempre me quedo con tu mirada. Que no hay mejor compañía en la cama que la tuya. Que nadie es como tú, y quien intenta serlo, en el intento se queda.

La chica de los gatos.

miércoles, 8 de enero de 2014

Ocho.


Te echo de menos, le digo al aire. Te busco, te pienso, te siento, diciendo que como tú no habrá nadie. Y aquí te espero, con mi cajita de la vida, cansada, a oscuras, con miedo, y este frío nadie me lo quita. Tengo razones para buscarte, tengo necesidad de verte, de oírte, de hablarte. Tengo razones para esperarte porque no creo que haya en el mundo nadie mejor a quien querer. Tengo razones, razones de sobra para pedirle al viento que vuelvas aunque sea como una sombra. Tengo razones para no querer olvidarte, porque el trocito de felicidad fuiste tú quien me lo dio a probar...

La chica de los gatos.

martes, 7 de enero de 2014

Siete.


Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino puede servir. Los cruces de camino dan miedo. Partir da miedo. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabes hacia donde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento.
A veces hay que tirar el equipaje, y como una pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, "para que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña, y su muerte pequeña". Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos, para poder decir estuve en tal sitio, para poder decir estuve en tal pasión, para poder decir estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad, haciendo tal cosa. Para poder decir yo estuve ahí. Para poder hacer todo eso, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.
El viento lleva y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, iremos a donde debamos ir.

La chica de los gatos.

Seis.


Los grandes momentos de la vida están llenos de preguntas. Los grandes encuentros de la vida están llenos de interrogantes. Cuando llega el gran momento, uno cree haber contestado todas las preguntas; cree estar listo. Ya en ese momento, uno cree tener las respuestas y reacciona. Pero siempre surgen nuevos interrogantes. Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué. Eso es lo que siempre nos preguntaremos.
¿Importa dónde vamos?¿Hay que tener una razón para hacer todo lo que hacemos? Vivimos deteniéndonos con preguntas. ¿A dónde vamos?¿Cuál es el camino?¿Qué sentido tiene todo? Nos llenamos de preguntas. ¿Y si no llego?¿Y si no te encuentro?¿Y si te pierdo?
¿Qué?¿Cómo?¿Cuándo?¿Dónde?¿Por qué? Todas las preguntas tienen la misma respuesta. ¿Qué es esto? Un viaje. ¿Cómo he llegado aquí? Viajando. ¿Cuándo? Durante el viaje. ¿Dónde estoy? En el viaje. ¿Por qué? Por el viaje. De regreso a casa, a la luna, al centro de la tierra o al interior de uno mismo. Todo es un gran viaje, en el que sabemos de dónde partimos, pero no a dónde llegaremos. Y eso... eso es lo más divertido del viaje.

La chica de los gatos.

Cinco.


Tú quieres que alguien te desvele todo sobre el amor en unas pocas frases magistrales y la verdad es que es algo muy difícil de definir. El amor es la compenetración con una persona que te parece lo más maravilloso del mundo. Para saber si estás enamorada no hay que hacer mucho, sólo fíjate como te alteras cuando aparece la persona a la que quieres, te empozan hasta a sudar las manos.
Cuando amas de verdad a alguien, pues no le agobias, te pones en su papel y realmente haces cosas para que él sea feliz. No es un sentimiento egoísta, basado en cuánto te quiero, cuánto te necesito o cómo me gustaría que hicieras todo lo que yo quiero, sino un amor más maduro, más desinteresado. Cómo colaboro a que seas feliz, cómo te hago sentir bien o hacerte sentir importante...
Por muchos consejos que te de, creo que es algo que aprenderás tú sola cuando llegue.

La chica de los gatos.

Cuatro.


Es cuestión de tiempo entre desear algo y conseguirlo. El problema es que ese tiempo puede ser eterno. 
Cuando queremos algo lo queremos ya, por algo lo queremos ¿no?
La ansiedad, esa obsesión por que el futuro sea hoy, ese capricho del deseo inminente, esa comida rápida difícil de digerir. Hay que esperar sin desesperar. ¿Y si esperas para nada? No hay que apurarse, porque vale la pena esperarlo.
Yo se que las cosas que importan de verdad necesitan tiempo. Y se que no hay que apurarse. Pero cuando quiero algo necesito señales claras de que eso va a llegar, si no me desespero. La incertidumbre me mata, me vuelve insegura, me hace dudar de si eso que quiero va a llegar alguna vez.
Tal vez por eso necesito alguna prueba, alguna certeza que calme esta ansiedad.
La espera es larga, pero es tan corta la vida. Y uno quiere todo ya. Tal vez por esa ansiedad, uno termina perdiendo justamente eso que tanto quiere. Las cosas que realmente importan llevan tiempo. Las cosas que valen cuestan trabajo, si no, ¿cómo aprenderíamos a valorarlas?
Por esa obsesión de que las cosas sean hoy, ya, como uno quiere, te puedes perder y no ver lo que realmente ya tienes.

La chica de los gatos.

Tres.


Y en el momento en que una se escapa de tus ojos ya no hay vuelta atrás, ese sentimiento te domina y da lugar a una tempestad. Todo lo que llegaste a aguantar se desata como un huracán destrozando tus pequeños avances.
De nada sirvió ese esfuerzo que en cuestión de segundos se derrumba para volverte al punto de partida
Y es tanta agua que derramas que se te olvida el motivo por el qué empezó todo. Hasta tu corazón se ahoga entre tanta agua llenando el vació que lo hace naufragar...
Y cuando estás en el estado inconsciente en que ves que tu corazón corre el riesgo de morir congelado en esas aguas heladas más propias del polo norte que de tus ojos hay algo que te eriza la piel y te rescata de tu propio naufragio... Y a medida que te saca a flote empiezas a notar otra vez ligereza y que tu corazón se niega a desistir... que siguen quedando fuerzas en ti... que pese a que tu te dabas por perdida al final quien manda es él.
Y es otra vez empezar a recomponerte hasta dejarte en el punto donde te quedaste antes de que el huracán acabara con el trabajo de los últimos días, meses, años... Como si dejaras la película a la mitad y en vez de volverla a coger por el sitio donde pusiste pausa vuelves a empezarla de nuevo..
La historia se repite una vez más, al final te sabes hasta el guión, como si fueras experta en inicios pero novata con los finales.

La chica de los gatos.

jueves, 2 de enero de 2014

Dos.


William Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe.

La chica de los gatos.

miércoles, 1 de enero de 2014

Uno.


¿Cuánto dura una recta en el punto exacto en el que se cruza con otra? Puede durar años, puede causar destrozos irreparables y secuelas irreversibles...
Puede hacerte la persona más feliz del mundo, pero como todas las rectas perpendiculares, solo existe un punto de encuentro.

La chica de los gatos.